Terapia craneo sacral en el ciclismo

¿Sabías que deportistas de máximo nivel (ciclistas incluídos) utilizan terapias poco conocidas como la Craneo Sacral en su preparación habitual para mejorar su nivel?
Aunque te suene a chino, son técnicas que están al alcance de todos nosotros, permitiéndonos obtener los mismos beneficios y ventajas que los pro.
Grandes ciclistas como Alejandro Valverde utilizan la terapia craneo sacral.
La terapia cráneo sacral se está utilizando cada vez en más deportes porque nos ayuda a llevar el sistema nervioso a otro nivel y devolver al cuerpo la capacidad de adaptación que se pierde tras estar sometido a los desequilibrios y desajustes del día a día.
La terapia craneal, tal y cómo la conocemos, la desarrolló William Shuterland y aunque han evolucionado mucho las técnicas y el conocimiento sobre los efectos y cómo funciona, las bases hoy en día son las mismas.
Un ciclista sometido a falta de oxígeno por el esfuerzo, eliminando las toxinas propias del ejercicio, adaptándose a la postura, eliminando sales, geles, barritas, isotónico... Ha de tomar rápido decisiones en cualquier curva o en cualquier trazada, recuperarse entre puertos y esfuerzos y además, al día siguiente, posiblemente tenga que trabajar y rendir en la oficina. Con esta técnica va a notar una gran mejora de su eficiencia y su rendimiento, en la bici y en el resto del día.
Ok, pero ¿quién puede hacerme esta técnica?, pues cualquiera formado en terapia cráneo sacral, o cualquier osteópata ya que es parte de la osteopatía. Pero cualquiera puede formarse en ella, ya que puede estudiarse sin conocimientos previos.
Cuida tu sistema nervioso
Con la terapia craneal se trabaja un movimiento interno de nuestro cuerpo poco conocido, que es la producción y absorción de un líquido dentro de la cabeza, líquido cefalorraquídeo, el “queroseno” de nuestro sistema nervioso. Este líquido no sólo protege nuestro sistema nervioso de impactos, a modo de sistema hidráulico, si no que ayuda a eliminar las toxinas y nutrir todo el sistema. Nuestro cerebro y toda la medula están bañados en este líquido. Es ahí donde radica todo su potencial ya que si tenemos una fluctuación del líquido cefalorraquídeo nuestro sistema nervioso no va a estar libre de toxinas, ni nutrido como debe, y no vamos a poder ofrecer todo nuestro potencial al limitarse nuestra capacidad de adaptación a los elementos externos o internos. Esto obliga a todo el cuerpo a un esfuerzo extra, con un coste muy alto. Nuestro cerebro trabaja con mucha glucosa y mucho oxígeno, y si no lo tenemos, o el sistema está intoxicado, la toma de decisiones, la recuperación, y la eliminación de nuestras propias toxinas puede verse disminuida afectando a nuestro rendimiento general. Con esta técnica, completamente indolora, denominada sutil por el tacto suave que se emplea para su realización, vamos a mejorar en todos los elementos que nombrábamos.
La importancia de las adaptaciones
Desde hace tiempo se ha puesto muy de moda la fascia, seguro que has oído por aquí o por allá que si técnicas fasciales, que si se lesiona la fascia, que si la técnica miofascial. El cuerpo está lleno de fascias, que son cubiertas de tejidos. El pulmón tiene la pleura, el hueso el periostio, las vísceras el peritoneo, el sistema nervioso las meninges... Son fundas de estructuras, unidas unas a otras formando un TODO, ¿cómo? sí, estamos unidos de cabeza a pies por unas estructuras que envuelven todo en nuestro cuerpo y cuya misión es proteger, contener, sustentar... y adaptarse a todo lo que las sometemos, para bien o para mal como por ejemplo: hacer más fuerza con una pierna que con la otra, sentarme mal en una silla, tener una alimentación inadecuada o una mala gestión psicológica y emocional, estrés, tener una “mochila” de muchas cosas... ¿Te suena? A día de hoy sabemos cuál es uno de los máximos elementos lesionales de la fascia: el movimiento repetitivo y los micro traumatismos de repetición. Pongamos un ejemplo: nuestra amada bici tiene muchos movimientos repetidos y muchos micro traumatismos, ¿cuantas pedaladas damos por minuto?, ¿cuántos micro impactos recibe nuestro periné apoyado en el sillín?, ¿cuantos golpes recibe la muñeca sobre el manillar, o los dedos en los pulsadores del cambio? ¿Cuánto rato pasamos en la posición de la bici?, ¿y en la silla de la oficina?... A todo esto tenemos que adaptarnos, mejor dicho, nuestro cuerpo tiene que adaptarse, y cada adaptación requiere energía de todo tipo. Es como tener solo una bici en tu garaje, o tener una gravel, una de ruta, una de de x-country y una de enduro. ¿Vas a tener los mismos componentes y misma calidad con 4 bicis que si solo tienes una?, pues así vivimos: gastando en vicios posturales, malas adaptaciones, poco sueño, mala alimentación, problemas emocionales, traumas psicológicos... podría seguir tooooodo el día. Por esto se están poniendo cada vez más de moda especialidades como el Bike Fitting o el estudio de la biomecanica en la bici para ajustarla a las necesidades y las capacidades de cada ciclista. Con el fin de no tener que adaptarnos a la bici, si no que la bici se adapte a nosotros para mejorar patrones como por ejemplo si tengo poca flexibilidad con una potencia determinada, o si tengo una pierna más larca y necesito un alza, o simplemente aprovechar los mejores ángulos donde la eficacia de los músculos es mayor... en definitiva, resolver la ecuación de cómo ir más rápido con menos esfuerzo, menos desgaste y las mínimas lesiones posibles.
Excelente pero quiero saber más
Muy interesante el tema sobre terapia craneal.
Nos alegramos mucho que parezca interesante¡¡¡¡¡¡
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Seguiremos publicando artículos que seguro te interesarán.
Un saludo
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