¿Cuándo han dejado de ser divertidas las Bicicletas sin asistencia eléctrica?

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¿Cuándo han dejado de ser divertidas las Bicicletas sin asistencia eléctrica?
¿Cuántos quedamos al otro lado?
Seguro que aunque no lo parezca, aunque en cada salida por el monte el 80% de los ciclistas con los que te cruzas llevan sus posaderas sobre bicicletas eléctricas, aunque a veces parezcamos una especie abocada a la extinción, estoy seguro que aún somos muchos los que salimos sin límites más allá de nuestra forma, tiempo o ganas de perdernos un rato en la naturaleza.
Esta semana tuve la suerte de ser invitado a probar una de las e-bikes más populares de los últimos meses, la Yeti 160e. Un concepto de bici eléctrica de Enduro capaz de subir por cualquier lado y bajar casi como si fueras con una muscular.
interrupción: ¿Podríamos dejar de llamar a las bicicletas, bicicletas musculares?, son bicicletas, punto. Se necesitan músculos para moverlas efectivamente, igual que hay persianas eléctricas y a las persianas normales no las llamamos musculares. No hace falta etiquetar las bicicletas de ninguna forma porque ahora las reinas del baile sean las bicicletas (aquí deberíamos usar las comillas, pero no las voy a usar porque me vais a dar por todos los lados) eléctricas. 
    Esa es la premisa de las bicicletas eléctricas: "cómo una muscular, pero más divertida. Más y mejor de todo eso que te encanta de tu bicicleta sin comillas".
    ¿Y mejor por qué? :
    • Porque subiendo te lo pasas tan bien como con una bicicleta sin comillas bajando. Doble diversión.
    • Porque puedes llegar más lejos.
    • Porque puedes hacer rutas más duras.
    • Porque puedes salir incluso sin ganas o sin fuerzas y disfrutar de una vuelta sin quemarte.
    • Porque son como motos ultra-ligeras.
    • Porque... mil cosas.
    Apabullante. Reconozco que es apabullante. Pero, ¿cuándo han dejado de ser divertidas las Bicicletas sin asistencia eléctrica?
    ¿Cuando ha dejado de ser divertido tomarte tu tiempo en alcanzar la cima de una montaña, llegar arriba, sentarte y disfrutar de la hazaña?
    Inicié este artículo pensando en escribir sobre el día en Segovia / Peguerinos probando la Yeti, pero... qué importa mi opinión sobre la bici. La bici va muy bien, como no podía ser de otra forma valiendo 12.000€ o 13.000€.
    Es una máquina increíble, sin duda. Pero no me motiva escribir sobre eso. Me motiva escribir sobre lo que me llamó la atención de la ruta y que coincide con el resto de experiencias que tengo propias y cercanas del uso de bicis eléctricas. La limitación.

    Limitados

    Llegamos al parking, nos encontramos, nos saludamos, nos hacemos las típicas bromas para soltar un poco los nervios y en seguida nos ponemos a hablar sobre la ruta. Teníamos planeada una vuelta pero siempre se mejora, se adapta y termina de afinar in situ según el grupo.
    Nada anormal, como en cualquier salida de amigos a montar en la montaña, pero hay un pero cuando vas con eléctricas, un ingrediente adicional que a veces quizá no encaja muy bien en el plato: La limitación.
    • Esa ruta tiene muy buena pinta pero yo no tengo claro que pueda hacerla entera con mi batería que es de 650.
    • Ok, vamos viendo y si no acortamos.
    Una vez en marcha, se van cantando como van desapareciendo "las rayitas" de la pantalla como si fueran los últimos sorbos de agua en la cantimplora de un aventurero en el desierto.
    El subidón que te proporciona superar cada rampa imposible ayudado por el motor se esfuma de un plumazo en cuanto ves desaparecer "otra rayita".
    Rayitas que no volverán, y que marcan insolentes el final de ruta.
    Pero la limitación está presente en muchos más planos cuando se trata de bicicletas eléctricas. La más contundente es la de la velocidad, a partir de 25km/h se convierte una bicicleta sin comillas. Asi que luchas por congelar los 24km/h como Cenicienta las 23:59h.
    Y aún hay más, porque un motor no garantiza la capacidad en todas las circunstancias. La técnica sigue teniendo un rol muy relevante en zonas complicadas y en algunas subidas, es fácil quedarse atrancado y tener que arrastrar la bici. Otra limitación si comparas como era subir tu bicicleta de 12 kilos por escalones de piedra, raíces, roderas... etc.
    Sé que caeré, y acabaré teniendo una. Porque si no es porque quiero, será porque la necesite. Porque desde luego la bicicleta eléctrica ha capacitado a una cantidad inmensa de usuarios que no saldrían a montar en bici si no fuera con asistencia. Y todos, tarde o temprano, necesitaremos esa ayudita. Y en casa no me quedaré sentado, saldré a disfrutar de la naturaleza como sea. Pero mientras tanto, no lo tengo nada claro, cada vez creo que estoy más lejos de tener una... no lo sé. No hay nada de malo en tener que salir 2 o 3 veces entre semana para poder aguantar un rutón de 4h el sábado con tus amigos. No hay nada de malo en ajustar tu dieta para perder esos kilillos que tanto dan por culo cuando llega el finde y toca medirte con la montaña... no hay nada de malo, es lo que se espera de un deporte como el nuestro.
    Pienso esto y también pienso que si tuviera una podría explorar todos los rincones de nuestra increíble sierra de la que aún tanto tengo por descubrir... y vuelvo al principio. Que podría hacer entrenos de técnica y disfrutar de toda una nueva dimensión de ciclismo de montaña, sin sacrificar el resto de mis bicis. No lo sé...
    ¿Tú ya has hecho la transición? ¿Tienes ambas? ¿No tienes ni piensas tenerla?
    Cuéntame...

    3 comentarios


    • Fernando

      Hola Fred’s, suelo coincidir mucho con tú filosofía de vida,planteas muchas cosas de las que yo me planteé cuando me compré la eléctrica, tarde mucho en decidirme y después de un tiempo con la eléctrica,puedo comentarte que no se pueden comparar, son cosas distintas ,de hecho no me planteo vender ninguna de mis bicis y menos mi scalpel por que tenga la eléctrica,para mí es un complemento, días de bajón salgo,es una bicicleta para entrenar y pasar un buen rato,por lo menos para la que la utilizo yo, que es para hacer enduro.Como bien dices tiene sus rayitas de la batería,pero mi cuerpo y mi corazón también tiene sus rayitas de batería,jajaja.Y no dejo de hacerme con la mal llamada “muscular” mis tiradas largas,la eléctrica para mí es un complemento ideal,pero si solo puedes tener una me quedaría con la scalpel,eso sí que lo tengo claro.Saludos


    • Omar

      Hola. La verdad es que me ha hecho sentir muy bien leer este artículo. Tengo 47 y desde los 15 o así hago MTB. También he probado las e-bikes, molan, acabaré teniendo una, pero algo me dice que todavía no es el momento. Disfruto todavía mas de ese MTB “tradicional” y en general de las cosas que se “cocinan a fuego lento”. Estaría guay un podcast sobre tu experiencia. Gracias!!!


    • Alfredo

      Me ha gustado mucho el artículo y no podemos estar más de acuerdo.

      Yo no descarto el comprarme una algún día, pero todavía no. Porque todavía puedo hacer mis rutas de fin de semana sin necesidad de enchufar la bici, cuando a lo mejor, el que me tengo que enchufar soy yo, con una dieta mejor, más entrenamiento… Y todavía me gusta sudar y echar los pulmones en algunas cuestas, disfrutando de haberla subido con mis propios medios “musculares” y “pulmonares”, palabras con las que algunos definen a las bicicletas “de siempre” y que no me gustan nada.

      Mi padre está pensando en comprarse una eléctrica y yo le he explicado (en numerosas ocasiones) que no termino de verlo claro. Porque no es sólo el que te lleve la bici al fin del mundo; también tienes que saber subir y bajar con ella, saber por dónde tienes que meter la rueda, colocar el cuerpo, etc. Con el riesgo de tortazo para una persona con una cierta edad y un peso alto. Me encantaría que algún día pudiese venir conmigo de ruta, pero a día de hoy no me lo puedo ni imaginar, con eléctrica o sin ella.

      Da la impresión de que vivimos en la época en la que tenemos que conseguir todo rápidamente. Yo vivo en Valladolid, donde no tenemos muchas cuestas precisamente. Pero algunas hay. Y para conseguir subir algunas de ellas, he fallado mil veces y al final, después de entrenar mucho, conseguí subir el dichoso “Mortirolo” sin poner el pie. O hacer rutas de más de 100 kilómetros. O de 8 horas. En mi caso, lo bonito ha sido el camino. Desde que me compré mi primera Gary Fisher hace 18 años y empecé a salir, hasta que fui consiguiendo mis propios retos. Y me lo sigo pasando pipa montando en bici. Me gusta incluso cuando voy al trabajo. Pero ahora, cualquiera que se compre una eléctrica puede subir el Mortirolo de cada pueblo o de cada ciudad al primer intento. Pero la satisfacción no puede ser la misma que la del que le ha costado mucho tiempo y muchos kilómetros conseguirlo. O eso creo.

      Yo sólo tengo una bicicleta rígida de montaña y una de carretera, y mientras la cartera no lo permita, seguiré con ellas. Y si algún día puedo, por ejemplo me encanta tu Santa Cruz blur. Y cuando sea más mayor y no pueda con el culo, pues entonces, a lo mejor me da por ahí y me compro una eléctrica. O no.

      Enhorabuena por vuestros vídeos, mucha envidia sana.


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