Aislamiento

Aislamiento
Se suponía que en 2020 todos tendríamos un robot en casa como asistente personal, nos subiríamos a coches voladores para ir al trabajo y viviríamos aventuras increíbles en mundos virtuales sin salir de casa. En algo no nos equivocábamos... “sin salir de casa”. ¿Quién imaginaba que la mayor amenaza de nuestra libertad no la veríamos venir? ¿Quién iba a pensar que no sería una guerra, otra super crisis económica, el cambio climático o una mega-catástrofe natural lo que nos cambiaría la vida para siempre? Sí, yo creo que esto nos cambiará para siempre. Aunque los países ricos consigan superarlo antes, en los pobres el drama se multiplicará por 100 en dureza y duración. Creo que cuando pensábamos en el Apocalipsis nos imaginábamos más la parte de disparos a zombis, centros comerciales que saquear o mansiones abandonadas que ocupar y no tanto la parte del aislamiento. Si le preguntas a un preso que es lo más duro de su falta de libertad, muchos te contestarán que lo más dificil es superarlo, aceptar que la libertad está en tu cabeza y no en lo alto de las paredes que te confinan. Y es tan cierto esto que si nos fijamos en los primeros días de éste aislamiento que estamos viviendo, la gente estaba medio loca vomitando sin parar en las redes sociales actividades para hacer en casa...
  • ¡Pero si llevamos solo día y medio... si entreno todo lo que publicáis voy a reventar!
No era importante que solo llevásemos 2 tardes y 1 de ellas hubiera echo malo… los ciclistas (y deportistas en general) convertimos la situación en una misión, había que seguir entrenando y poniéndose en forma hasta que esto pasara. Volveríamos más fuertes que nunca.
  • ¡Si me prohíbes salir a entrenar, entonces entrenaré el triple!
No va a ser un impedimento si vivo en un apartamento de 30m sin balcón, si no tengo rodillo, cinta de correr u otras cosas… haré 100mil sentadillas en la cocina, haré fondos en el borde de la bañera o press levantando al perro… pero volveré más fuerte. La locura empezó a verse por todas partes, atletas corriendo una maratón en su apartamento dando vueltas al sillón, otro 62km de pared a pared, otro 24 horas en rodillo… No, ni es una misión, ni es nuestro espíritu deportivo. Es el efecto de la falta de libertad. Es el primer subidón del "no podrán conmigo", que probablemente vendrá acompañado de un bajón peligrosamente depresivo de un
  • “¿Pero cuánto va a durar esto? ¡no aguanto más me van a comer las paredes!”
y en algunos casos peligrosamente le acompañará un
  • ¿Y si salgo a las 4 de la mañana con luces al campo sin Strava? nadie se tiene por qué enterar….
Adaptarse a la situación consiste en fluir con las nuevas circunstancias, no volverse loco y correr un ultra-trail en tu cocina la primera tarde. Lo segundo es más propio del pánico generado por la falta de comprensión real de una situación de aislamiento. Mi chica me dijo hoy:
  • Creo que lo más duro para mí está siendo entender que aquello que nos define como individuos en el sistema que hemos diseñado para la humanidad, que da sentido a nuestra existencia, pueda desaparecer de un día para otro. La relación con los demás, el libre movimiento, tu capacidad para crear y sentirte útil… todo.
  • No lo había visto así… de repente somos como una silla flotando en el espacio.
Podemos estar mucho tiempo aislados, reducir casi al máximo nuestras relaciones sociales y volver a la normalidad cuando se pueda, sin mayor drama, sin habernos convertido en seres oscuros y taciturnos, pero hay que saber adaptarse, es más importante evolucionar psicológicamente durante este aislamiento que ponerse más fuerte. En el apocalipsis sobreviven los más listos, no necesariamente los más fuertes.

Dejar un comentario

Por favor ten en cuenta que los comentarios deben ser aprobados antes de ser publicados

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y se aplican la Política de privacidad de Google y los Términos del servicio.